No hay título alguno que distinga a un adepto experimentado de un
principiante, a no ser la irradiación espiritual que puede emanar de
él. No hay ningún criterio físico exterior que permita verdaderamente
clasificar a los adeptos. Se puede ser un auténtico yogui sin poseer
una flexibilidad extraordinaria y, a la inversa, um contorsionista no
es, por el mero hecho de serlo, un yogui.
Andre Van lysebeth, citado en yogajournal España nro. 20
Yoga en todas partes
De la clase de yoga a la vida cotidiana. La vida cotidiana como sesión de yoga
sábado, 1 de marzo de 2014
lunes, 27 de enero de 2014
Yoga y expectativas de futuro
Era fácil considerar el yoga como una cura, un programa, una teleología. Si persistías, acabarías en algún lugar maravilloso. A menudo pensaba en lo que me aportaría el yoga: culo de yoguini, ligamentos de la corva relajados, equilibrio, serenidad mental, esa aura misteriosa del yoga. Y era cierto, una tenía más probabilidades de conseguir todo eso si iba a yoga que si, pongamos por caso, jugaba al tetris durante horas seguidas. (Que siempre era una opción.)
La idea consistían en que, mientras estabas en yoga, mejorabas, te relajabas, te fortalecías y luego exportabas dicha excelencia al resto de tu vida. En yoga aprendías a actuar correctamente y luego, cuando estabas en el coche, en el mercado o acostando a los niños, actuabas correctamente, o mejor.
¿Y si, como decía Seidel, nos limitábamos a disfrutar de cómo son nuestro cuerpo y nuestra mente cuando estamos en yoga, y dejábamos de cargar al yoga con tantas expectativas? ¿Y si el sentido del yoga no era prepararte para el futuro, sino disfrutar lo que pudiéramos del presente?
Tomado de La Rueda, mi vida en 23 posturas de yoga, de Claire Dederer
La idea consistían en que, mientras estabas en yoga, mejorabas, te relajabas, te fortalecías y luego exportabas dicha excelencia al resto de tu vida. En yoga aprendías a actuar correctamente y luego, cuando estabas en el coche, en el mercado o acostando a los niños, actuabas correctamente, o mejor.
¿Y si, como decía Seidel, nos limitábamos a disfrutar de cómo son nuestro cuerpo y nuestra mente cuando estamos en yoga, y dejábamos de cargar al yoga con tantas expectativas? ¿Y si el sentido del yoga no era prepararte para el futuro, sino disfrutar lo que pudiéramos del presente?
Tomado de La Rueda, mi vida en 23 posturas de yoga, de Claire Dederer
viernes, 28 de junio de 2013
domingo, 23 de junio de 2013
Recursos de meditacion
Recursos en internet para ampliar nuestra práctica:
Libros:
Harrison, ERic, Aprenda a meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/63187
Leshan, Lawrence,
Cómo meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/817
40 audios de meditación, muy buenos:
http://www.ivoox.com/podcast-40-meditaciones-para-vivir-plenamente-atento_sq_f156358_2.html?o=all
Meditaciones con campanas en youtube:
5 minutos de meditación con campana
http://www.youtube.com/watch?v=wGFog-OuFDM
Concierto de cuencos tibetanos para meditación
http://www.youtube.com/watch?v=Bdz7TnVUBso
Libros:
Harrison, ERic, Aprenda a meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/63187
Leshan, Lawrence,
Cómo meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/817
40 audios de meditación, muy buenos:
http://www.ivoox.com/podcast-40-meditaciones-para-vivir-plenamente-atento_sq_f156358_2.html?o=all
Meditaciones con campanas en youtube:
5 minutos de meditación con campana
http://www.youtube.com/watch?v=wGFog-OuFDM
Concierto de cuencos tibetanos para meditación
http://www.youtube.com/watch?v=Bdz7TnVUBso
jueves, 6 de junio de 2013
Por qué meditar II
En el post anterior hablé de los cambios que la meditación produce en, nuestro estrés crónico, nuestra mente e incluso nuestras conexiones cerebrales. En este voy a hablar de la relación entre meditación y emociones, pensamientos y, fundamentalmente, nuestra personalidad.
Muchas tradiciones espirituales hablan de la mente como un camino al "despertar". De hecho la palabra Buda significa "el despierto".
A cada instante podemos despertar o andar como en un sueño. Si estoy, por ejemplo, comiendo una medialuna, puedo hacerlo distraídamente, mientras mi mente vaga entre el pasado y el futuro, entre la culpa, la añoranza, el cálculo, el temor, el deseo, en ese embrollo de parloteo mental que suele ser nuestra mente, y entonces, me comí la medialuna (o seis medialunas) sin darme cuenta. O puedo comerla lentamente, sentir el gusto y disfrutarla, plenamente presente aquí y ahora. Como enseña el maestro Thich Nhath Hanh, en ese momento, en el que realizamos cualquier actividad con plena consciencia, relajados y en el presente, estamos despiertos.
¿Qué oscurece nuestro despertar? ¿Por qué la meditación podría ayudarnos a conseguirlo?
Como enseñan las escuelas de psicología moderna, la constitución de la personalidad, se va haciendo frente a las situaciones de la vida y la relación con otras personas. El niño pequeño debe enfrentarse a sus deseos, sus necesidades que serán satisfechas o no, y en base a eso, armará estrategias inconscientes con las que sale a enfrentar el mundo. Así algunos armarán berrinches cada vez que quieren conseguir algo, mientras otros sabrán que es mejor quedarse callado y hacerse invisible, otros aceptarán que es mejor arreglárselas sólo porque no se puede confiar en nadie, etc. ESto, que se transforma en un mecanismo de defensa, rige después nuestra vida adulta. Así hay quien se lleva el mundo por delante, quien pide permiso para respirar, quien se siente culpable si no es perfecto, quien niega sus propios sentimientos y las miles de posibilidades más que conforman las distintas personalidades que tenemos los seres humanos.
Asi lo describe Claudio Naranjo en "Carácter y neurosis": "En este estado de cosas, pues, la vida no está guiada por el instinto, sino por la persistencia de una temprana estrategia de adaptación que compite con el instinto e interfiere en la «sabidu ría organísmica», en el sentido más amplio de la expresión. La persistencia de dicha estrategia adaptativa puede entenderse si tenemos en cuenta el contexto doloroso en que se produjo y el tipo especial de aprendizaje en que se basa: no un tipo de apren dizaje que tiene lugar gratuitamente en el organismo en creci miento, sino un tipo de aprendizaje por coacción caracterizado por una especial fijación o rigidización de la conducta, como res puesta de emergencia ante la situación inicial."
En algún sentido la personalidad es siempre una limitación porque supone un error de apreciación: "no se puede confiar en la gente" "lo que no es perfecto es desastroso" "nunca me van a dar lo que me merezco", etc. Cada uno de nosotros tiene en su interior algunos argumentos de ese tipo, de los que no somos conscientes, pero que se activan en los momentos menos pensados: volvemos a las estrategias infantiles. Por eso mismo, ese “error” respecto a la vida, ha generado hábitos muy profundamente arraigados. Por ejemplo, si considero que "nunca me darán lo que merezco", es probable que tenga una compulsión a obtener objetos que compensen esa sensación, o si las cosas tienen que ser perfectas, mi compulsión sea a cuidar obsesivamente los detalles. Así, nuestra personalidad suma una visión distorsionada de la realidad a habitos insconcientes de acción: es lo que decimos cuando hablamos de que fulano es un histérico, o un obsesivo, o un dejado, o un manipulador, etc.
De nuevo Naranjo: "El núcleo fundamental del carácter, tal como expondré aquí, tiene una doble naturaleza: un aspecto motivacional en interacción con un prejuicio cognitivo, una «pasión» asociada a una «fijación». Podemos dibujar la posición de la pasión y del estilo cognitivo dominantes en la personalidad comparándolos con los dos focos de una elipse y podemos ampliar nuestra primera idea de «carácter frente a natura» considerando el proceso con más detalle como una interferencia de la pasión en el instinto bajo la in fluencia continua de una percepción cognitiva distorsionadora."
La meditación, como las distintas terapias psicológicas, puede ayudar a modificar tanto la percepción distorsionada de la vida, como a reencauzar la energía que fluye compulsivamente hacia un hábito perjudicial. Esto por varios motivos.
En primer lugar la meditación nos hace parar un poco. Ya no está la mente tan en torbellino, algo se hace más lento, algo reposa. Un poco como el agua que al calmarse hace que decanten los elementos que la vuelven turbia y se hace más limpia y transparente. Bajando los decibeles podemos ver más claro.
La segunda razón es que en la meditación aparecen emociones y sentimientos que nos limitamos a mirar, sin juzgar, como fenómenos que vienen, duran y terminan. Luego de un cierto tiempo, sabemos cuales son esos pensamientos o emociones y sabemos verlos sin reaccionar y también entendemos que como vienen pasarán: que son sólo fenómenos pasajeros de la mente.
Así, una mente más calma, una mente que no reacciona frente a lo que le presenta la realidad, desde el dolorcito de la espalda o la molestia del pelo, hasta esa sensación de aburrimiento o tristeza, o ese pensamiento que me asusta, esa mente puede en alguna manera atravesar esa capa de reactividad que llamamos personalidad y abrirnos a posibilidades nuevas.
Muchas tradiciones espirituales hablan de la mente como un camino al "despertar". De hecho la palabra Buda significa "el despierto".
A cada instante podemos despertar o andar como en un sueño. Si estoy, por ejemplo, comiendo una medialuna, puedo hacerlo distraídamente, mientras mi mente vaga entre el pasado y el futuro, entre la culpa, la añoranza, el cálculo, el temor, el deseo, en ese embrollo de parloteo mental que suele ser nuestra mente, y entonces, me comí la medialuna (o seis medialunas) sin darme cuenta. O puedo comerla lentamente, sentir el gusto y disfrutarla, plenamente presente aquí y ahora. Como enseña el maestro Thich Nhath Hanh, en ese momento, en el que realizamos cualquier actividad con plena consciencia, relajados y en el presente, estamos despiertos.
¿Qué oscurece nuestro despertar? ¿Por qué la meditación podría ayudarnos a conseguirlo?
Como enseñan las escuelas de psicología moderna, la constitución de la personalidad, se va haciendo frente a las situaciones de la vida y la relación con otras personas. El niño pequeño debe enfrentarse a sus deseos, sus necesidades que serán satisfechas o no, y en base a eso, armará estrategias inconscientes con las que sale a enfrentar el mundo. Así algunos armarán berrinches cada vez que quieren conseguir algo, mientras otros sabrán que es mejor quedarse callado y hacerse invisible, otros aceptarán que es mejor arreglárselas sólo porque no se puede confiar en nadie, etc. ESto, que se transforma en un mecanismo de defensa, rige después nuestra vida adulta. Así hay quien se lleva el mundo por delante, quien pide permiso para respirar, quien se siente culpable si no es perfecto, quien niega sus propios sentimientos y las miles de posibilidades más que conforman las distintas personalidades que tenemos los seres humanos.
Asi lo describe Claudio Naranjo en "Carácter y neurosis": "En este estado de cosas, pues, la vida no está guiada por el instinto, sino por la persistencia de una temprana estrategia de adaptación que compite con el instinto e interfiere en la «sabidu ría organísmica», en el sentido más amplio de la expresión. La persistencia de dicha estrategia adaptativa puede entenderse si tenemos en cuenta el contexto doloroso en que se produjo y el tipo especial de aprendizaje en que se basa: no un tipo de apren dizaje que tiene lugar gratuitamente en el organismo en creci miento, sino un tipo de aprendizaje por coacción caracterizado por una especial fijación o rigidización de la conducta, como res puesta de emergencia ante la situación inicial."
En algún sentido la personalidad es siempre una limitación porque supone un error de apreciación: "no se puede confiar en la gente" "lo que no es perfecto es desastroso" "nunca me van a dar lo que me merezco", etc. Cada uno de nosotros tiene en su interior algunos argumentos de ese tipo, de los que no somos conscientes, pero que se activan en los momentos menos pensados: volvemos a las estrategias infantiles. Por eso mismo, ese “error” respecto a la vida, ha generado hábitos muy profundamente arraigados. Por ejemplo, si considero que "nunca me darán lo que merezco", es probable que tenga una compulsión a obtener objetos que compensen esa sensación, o si las cosas tienen que ser perfectas, mi compulsión sea a cuidar obsesivamente los detalles. Así, nuestra personalidad suma una visión distorsionada de la realidad a habitos insconcientes de acción: es lo que decimos cuando hablamos de que fulano es un histérico, o un obsesivo, o un dejado, o un manipulador, etc.
De nuevo Naranjo: "El núcleo fundamental del carácter, tal como expondré aquí, tiene una doble naturaleza: un aspecto motivacional en interacción con un prejuicio cognitivo, una «pasión» asociada a una «fijación». Podemos dibujar la posición de la pasión y del estilo cognitivo dominantes en la personalidad comparándolos con los dos focos de una elipse y podemos ampliar nuestra primera idea de «carácter frente a natura» considerando el proceso con más detalle como una interferencia de la pasión en el instinto bajo la in fluencia continua de una percepción cognitiva distorsionadora."
La meditación, como las distintas terapias psicológicas, puede ayudar a modificar tanto la percepción distorsionada de la vida, como a reencauzar la energía que fluye compulsivamente hacia un hábito perjudicial. Esto por varios motivos.
En primer lugar la meditación nos hace parar un poco. Ya no está la mente tan en torbellino, algo se hace más lento, algo reposa. Un poco como el agua que al calmarse hace que decanten los elementos que la vuelven turbia y se hace más limpia y transparente. Bajando los decibeles podemos ver más claro.
La segunda razón es que en la meditación aparecen emociones y sentimientos que nos limitamos a mirar, sin juzgar, como fenómenos que vienen, duran y terminan. Luego de un cierto tiempo, sabemos cuales son esos pensamientos o emociones y sabemos verlos sin reaccionar y también entendemos que como vienen pasarán: que son sólo fenómenos pasajeros de la mente.
Así, una mente más calma, una mente que no reacciona frente a lo que le presenta la realidad, desde el dolorcito de la espalda o la molestia del pelo, hasta esa sensación de aburrimiento o tristeza, o ese pensamiento que me asusta, esa mente puede en alguna manera atravesar esa capa de reactividad que llamamos personalidad y abrirnos a posibilidades nuevas.
viernes, 17 de mayo de 2013
¿Por qué meditar? Parte I
Las personas se acercan a motivar por muchas razones: porque están estresadas, porque se sienten infelices,
porque aspiran a ser mejores, porque han escuchado que se pueden prevenir o curar enfermedades,
porque buscan algo de paz, porque creen que los unirá a algo superior, o muchas otras razones. Empecemos por el estrés que es una verdadera empidemia en el mundo actual. La wikipedia lo define como una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos
mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda
incrementada. El organismo entero se prepara para la lucha o la huída, con mecanismos como el aumento del ritmo
respiratorio, la frecuencia cardíaca, liberación de adrenalina y otras sustancias. El organismo se prepara
para tener mayores probabilidades de supervivencia. Así, la evolución nos dotó de herramientas que
permitieron a la especie humana no extinguirse frente a las amenazas de la vida salvaje. Es un mecanismo que funciona eficientemente ante el peligro inmediato y alguna vez nos habrá
funcionado a todos, por ejemplo, cuando en una calle solitaria de noche sentimos pasos que se van
acercando a nosotros, o cuando en medio del campo nos encontramos con una serpiente. Pero tiene
un costo ya que utilizamos para esto recursos extremos del organismo y lo ponemos a funcionar de
una manera forzada. El estado de alerta sostenido, a mediano plazo provoca diversas patologías. Imaginemos ahora, que este modo de funcionamiento, diseñado por la evolución para huír ante un
animal salvaje, se activa simplemente porque llego a mi casa y han pasado debajo de la puerta un sobre
con una carta de la AFIP, o porque me pongo a pensar en si podré pagar la próxima cuota de mi
préstamo, o veo en los noticieros que aumenta la inseguridad, o los cientos de motivos de preocupación
que nos afectan en la vida moderna y que no son peligros ciertos próximos sino inciertos y de mediano
plazo. Podría ser que me quede sin trabajo, o que me asalten al entrar a mi casa. Podría... los "podría"
se pueden multiplicar al infinito y mantener el estado de alerta es demasiado costoso. Nuestro organismo
reaccióna de una manera parecida a un peligro real y muchos de nosotros tenemos el mecanismo del
estrés activado permanentemente. Así, nuestro gran cerebro estratega y planificador, esa maravilla que nos ha permitido construir la
civilización humana y que nos permite anticiparnos a muchos problemas, dificultades y peligros,
por otro lado, daña nuestro organismo al dejarlo en permanente estado de alerta, con las consecuencias
que esto tiene en nuestra vida. Una parte importante del alerta permanente lo constituye nuestro parloteo mental imparable. Nuestra
mente habla consigo mismo todo el tiempo y habla sobre el futuro o sobre el pasado. Anticipación,
planificación, temor, esperanza, recuerdo, añoranza, culpa, son algunas de las formas que toma nuestro
pensamiento, incontrolable y que influye sobre nuestras emociones y nuestros sentimmientos, en muchos
casos afectando la calidad de nuestra vida, activando el mecanismo del estrés u otros como la
culpabilidad o la ira. Si lo pensamos bien, nos transformamos en víctimas de nuestros pensamientos,
que muchas veces nos hacen juzgar o prejuzgar incorrectamente situaciones, como cuando "adivinamos"
lo que otro va a pensar o decirnos y actuamos en consecuencia. Meditar es intentar crear un espacio en estos componentes de nuestra vida mental. En primer lugar,
bajando la velocidad de nuestra mente y nuestro cuerpo. Segundo, bajando los decibeles de nuestro
parloteo mental. Tercero permitiéndonos "mirar" nuestros pensamientos y emociones sin identificarnos
totalmente con ellos, para poder elegir libremente y no actuar por impulso. Todo esto produce
importantes cambios en nuestra manera de enfrentar las dificultades, cambios que mejoran nuestra
calidad de vida. Nos permitirán, por ejemplo, no encender todas las luces de alarma por un posible
problema en el futuro, "bajar un cambio" frente a una situación enojosa, ver con más distancia un
pensamiento culpabilizador. Exinten numerosos estudios que avalan que las personas que meditan cambian la frecuencia de las
ondas cerebrales, que pasan de ondas Beta a Alpha, ondas relacionadas con la relajación y el bienestar.
Otros estudios muestran los efectos benéficos de la meditación sobre la corteza cerebral, el ritmo cardíaco, y otros. Actualmente muchos enfoques médicos utilizan la meditación como herramienta para abordaje de
problemas psicológicos y físicos. Es de destacar la labor del dr. Jon Kabat Zinn de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Massachusetts. Su trabajo de investigación desde 1979 se ha enfocado
en las interacciones mente-cuerpo para la salud y en las aplicaciones clínicas de la meditación en el dolor
crónico y problemas o trastornos relacionados con el estres. Obviamente,esto no se consigue en un día, pero el tiempo y la perserverancia van cambiando nuestra
mente e incluso, como muestran estudios recientes, se modifican las conexiones cerebrales. Seguramente que la meditación no es sólo una herramienta para bajar el estrés y mejorar la calidad de
vida. Todas las tradiciones espirituales lo consideran un camino al Despertar. Pero ese es tema de otro
artículo. fuentes Wikipedia, arts. estrés, Jon Kabat Zinn, Meditación. Jon Kabat Zinn, Vivir con plenitud
las crisis, Kairos, 2007.
domingo, 14 de abril de 2013
Posturas para la meditación
La postura correcta en meditación.
Si vas a practicar meditación, un punto muy importante es encontrar la postura correcta. Solemos pensar en el loto que, para quien puede practicarlo amigablemente, es decir sin tensión ni dolor, es una postura de gran estabilidad, pero para muchos occidentales, es difícil por la rigidez de nuestras caderas y nuestra falta de costumbre de sentarnos en el piso. Para muchoses imposiible o muy dolorosa, y peligrosa, para la salud de nuestras rodillas y caderas.
¿Por qué meditar requiere una postura? Todos los practicantes saben que meditar con la espalda recta y relajada favorece la actitud mental necesaria y diversas posturas ayudan a esto.
La espalda tiene diversas capas de músculos con distintas funciones. El trapecio y los dorsales, músculos exteriores y largos son responsables de los distintos movimientos que hacemos. Por el contrario, pegados a la columna, uniendo las distintas vértebras, hay muchísimos músculos pequeñitos cuya funcion es sostenerla para que no se derrumbe. Sin estos músculos y los pequeños ligamentos que los acompañan, la columna se vendría abajo.
Para sostener la espalda relajada hay que trabajar desde estos músculos internos y no haciendo tensión desde los grandes músculos exteriores. Esto se logra, por ejemplo, estirando la espalda al inspirar, como si quisiéramos empujar un techo imaginario con la coronilla y al espirar sostenemos la postura aflojando la espalda. Si practicamos esto varias respiraciones iremos encontrando esa idea "recta y relajada".
Otro punto importante tiene que ver con la posición de la cabeza. La mayoría de las tradiciones recomiendan una postura que este mirando de frente o ligeramente hacia abajo. Lo que es importante es que también la zona cervical (cuello) este estirado. Extrañamanete uno ve imágenes de meditadores que tienen la barbilla inclinada hacia arriba, lo que comprime la zona cervical y pone toda la columna en tensión. (fig 1). Además el cuello debería estar lo más vertical y estirado posible sin levantar la barbilla.
Lo que dijimos hasta ahora, vale para cualquier posición que elijas, desde el loto y todas las variantes de piernas cruzadas, sentado sobre los talones, o aún sentado en una silla.
Con respecto a las posturas de piernas cruzadas, además del loto, tenemos el medio loto en el que el empeine de uno de los pies se apoya en el muslo o la pantorrilla contraria, quedando el otro pie apoyado en el suelo (fig 2), o la postura birmana donde ambos pies apoyan en el suelo y las rodillas también (fig 3). Aún estas posturas pueden resultar difíciles para un occidental. Queda finalmente la postura común de piernas cruzadas o "sentarse a lo indio" (fig 4).
Para que estas posturas tengan cierta comodidad es imprescindible que las rodillas no queden por arriba de las caderas, ya que si no, se producirá una tensión y probablemente un encorvamiento de la espalda (fig 5), y en poco rato dolor en la zona. Para lograr esto hace falta sentarse sobre alguna altura. Los meditadores budistas suelen usar un zafu que es un almohadon relleno con algo duro que eleva la cadera alrededor de 20 cm. o más (fig 6). Cualquier elemento duro que se utilice y nos permita alcanzar esa altura (más o menos según la rigidez de cadera) hará que las rodillas no queden por encima y facilitará la tarea de sostener la espalda recta y relajada. Probablemente las personas con mucha rigidez necesiten mucha altura y sólo alcancen a realizar la postura común de piernas cruzadas.
Si aún esto no es posible -algo que no es nada extraño en nuestra sedentaria vida ciudadana- se puede buscar el apoyo de una pared que ayudará a relajar la espalda y descansarla.
También se puede conseguir o hacer un banco de meditacion para sentarnos (fig 7).
Si no, queda la posibilidad es usar una silla. Lo único importante es que la espalda esté derecha y relajada.
Un punto a destacar es el movimiento de la rodilla. Muchas personas en el intento de realizar el loto o alguna de sus variantes, olvidan que la rodilla es una articulación que funciona como una bisagra solamente, muy diferente del hombro o la cadera que permiten movimientos de rotación. Las articulaciones bisagra, como las bisagras de una puerta sólo permiten "abrir y cerrar", que en este caso es, acercar o alejar la pantorrila al muslo (o el pie al glúteo que es lo mismo). Todo intento de subir el pie para apoyarlo en el muslo sin tener en cuenta esta realidad forzara la "bisagra", ya que estaremos haciendo un movimiento de torsión con la rodilla que no es correcto para su funcionamiento. Esto puede provocar daños graves en diversos elementos de la rodilla especialmente los meniscos. Como norma, la rodilla no debe doler nunca.
La postura debe ser razonablemente cómoda, pero no tanto como para que nos quedemos adormecidos. Por eso, en general, no se recomienda meditar acostados, excepto que sea la única posibilidad por razones de salud. En determidos casos, como dolor lumbar, puede ser una opción, estar acostados, con las rodillas levantadas.
La postura es lo primero que el principiante debería cuidar, al iniciar una meditación. La simple tarea de respirar manteniendo la espalda recta y relajada es suficiente para el comienzo.
Si vas a practicar meditación, un punto muy importante es encontrar la postura correcta. Solemos pensar en el loto que, para quien puede practicarlo amigablemente, es decir sin tensión ni dolor, es una postura de gran estabilidad, pero para muchos occidentales, es difícil por la rigidez de nuestras caderas y nuestra falta de costumbre de sentarnos en el piso. Para muchoses imposiible o muy dolorosa, y peligrosa, para la salud de nuestras rodillas y caderas.
¿Por qué meditar requiere una postura? Todos los practicantes saben que meditar con la espalda recta y relajada favorece la actitud mental necesaria y diversas posturas ayudan a esto.
La espalda tiene diversas capas de músculos con distintas funciones. El trapecio y los dorsales, músculos exteriores y largos son responsables de los distintos movimientos que hacemos. Por el contrario, pegados a la columna, uniendo las distintas vértebras, hay muchísimos músculos pequeñitos cuya funcion es sostenerla para que no se derrumbe. Sin estos músculos y los pequeños ligamentos que los acompañan, la columna se vendría abajo.
Para sostener la espalda relajada hay que trabajar desde estos músculos internos y no haciendo tensión desde los grandes músculos exteriores. Esto se logra, por ejemplo, estirando la espalda al inspirar, como si quisiéramos empujar un techo imaginario con la coronilla y al espirar sostenemos la postura aflojando la espalda. Si practicamos esto varias respiraciones iremos encontrando esa idea "recta y relajada".
Otro punto importante tiene que ver con la posición de la cabeza. La mayoría de las tradiciones recomiendan una postura que este mirando de frente o ligeramente hacia abajo. Lo que es importante es que también la zona cervical (cuello) este estirado. Extrañamanete uno ve imágenes de meditadores que tienen la barbilla inclinada hacia arriba, lo que comprime la zona cervical y pone toda la columna en tensión. (fig 1). Además el cuello debería estar lo más vertical y estirado posible sin levantar la barbilla.
Lo que dijimos hasta ahora, vale para cualquier posición que elijas, desde el loto y todas las variantes de piernas cruzadas, sentado sobre los talones, o aún sentado en una silla.
Con respecto a las posturas de piernas cruzadas, además del loto, tenemos el medio loto en el que el empeine de uno de los pies se apoya en el muslo o la pantorrilla contraria, quedando el otro pie apoyado en el suelo (fig 2), o la postura birmana donde ambos pies apoyan en el suelo y las rodillas también (fig 3). Aún estas posturas pueden resultar difíciles para un occidental. Queda finalmente la postura común de piernas cruzadas o "sentarse a lo indio" (fig 4).
Para que estas posturas tengan cierta comodidad es imprescindible que las rodillas no queden por arriba de las caderas, ya que si no, se producirá una tensión y probablemente un encorvamiento de la espalda (fig 5), y en poco rato dolor en la zona. Para lograr esto hace falta sentarse sobre alguna altura. Los meditadores budistas suelen usar un zafu que es un almohadon relleno con algo duro que eleva la cadera alrededor de 20 cm. o más (fig 6). Cualquier elemento duro que se utilice y nos permita alcanzar esa altura (más o menos según la rigidez de cadera) hará que las rodillas no queden por encima y facilitará la tarea de sostener la espalda recta y relajada. Probablemente las personas con mucha rigidez necesiten mucha altura y sólo alcancen a realizar la postura común de piernas cruzadas.
Si aún esto no es posible -algo que no es nada extraño en nuestra sedentaria vida ciudadana- se puede buscar el apoyo de una pared que ayudará a relajar la espalda y descansarla.
También se puede conseguir o hacer un banco de meditacion para sentarnos (fig 7).
Si no, queda la posibilidad es usar una silla. Lo único importante es que la espalda esté derecha y relajada.
Un punto a destacar es el movimiento de la rodilla. Muchas personas en el intento de realizar el loto o alguna de sus variantes, olvidan que la rodilla es una articulación que funciona como una bisagra solamente, muy diferente del hombro o la cadera que permiten movimientos de rotación. Las articulaciones bisagra, como las bisagras de una puerta sólo permiten "abrir y cerrar", que en este caso es, acercar o alejar la pantorrila al muslo (o el pie al glúteo que es lo mismo). Todo intento de subir el pie para apoyarlo en el muslo sin tener en cuenta esta realidad forzara la "bisagra", ya que estaremos haciendo un movimiento de torsión con la rodilla que no es correcto para su funcionamiento. Esto puede provocar daños graves en diversos elementos de la rodilla especialmente los meniscos. Como norma, la rodilla no debe doler nunca.
La postura debe ser razonablemente cómoda, pero no tanto como para que nos quedemos adormecidos. Por eso, en general, no se recomienda meditar acostados, excepto que sea la única posibilidad por razones de salud. En determidos casos, como dolor lumbar, puede ser una opción, estar acostados, con las rodillas levantadas.
La postura es lo primero que el principiante debería cuidar, al iniciar una meditación. La simple tarea de respirar manteniendo la espalda recta y relajada es suficiente para el comienzo.
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