viernes, 28 de junio de 2013
domingo, 23 de junio de 2013
Recursos de meditacion
Recursos en internet para ampliar nuestra práctica:
Libros:
Harrison, ERic, Aprenda a meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/63187
Leshan, Lawrence,
Cómo meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/817
40 audios de meditación, muy buenos:
http://www.ivoox.com/podcast-40-meditaciones-para-vivir-plenamente-atento_sq_f156358_2.html?o=all
Meditaciones con campanas en youtube:
5 minutos de meditación con campana
http://www.youtube.com/watch?v=wGFog-OuFDM
Concierto de cuencos tibetanos para meditación
http://www.youtube.com/watch?v=Bdz7TnVUBso
Libros:
Harrison, ERic, Aprenda a meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/63187
Leshan, Lawrence,
Cómo meditar
http://ebiblioteca.org/?/ver/817
40 audios de meditación, muy buenos:
http://www.ivoox.com/podcast-40-meditaciones-para-vivir-plenamente-atento_sq_f156358_2.html?o=all
Meditaciones con campanas en youtube:
5 minutos de meditación con campana
http://www.youtube.com/watch?v=wGFog-OuFDM
Concierto de cuencos tibetanos para meditación
http://www.youtube.com/watch?v=Bdz7TnVUBso
jueves, 6 de junio de 2013
Por qué meditar II
En el post anterior hablé de los cambios que la meditación produce en, nuestro estrés crónico, nuestra mente e incluso nuestras conexiones cerebrales. En este voy a hablar de la relación entre meditación y emociones, pensamientos y, fundamentalmente, nuestra personalidad.
Muchas tradiciones espirituales hablan de la mente como un camino al "despertar". De hecho la palabra Buda significa "el despierto".
A cada instante podemos despertar o andar como en un sueño. Si estoy, por ejemplo, comiendo una medialuna, puedo hacerlo distraídamente, mientras mi mente vaga entre el pasado y el futuro, entre la culpa, la añoranza, el cálculo, el temor, el deseo, en ese embrollo de parloteo mental que suele ser nuestra mente, y entonces, me comí la medialuna (o seis medialunas) sin darme cuenta. O puedo comerla lentamente, sentir el gusto y disfrutarla, plenamente presente aquí y ahora. Como enseña el maestro Thich Nhath Hanh, en ese momento, en el que realizamos cualquier actividad con plena consciencia, relajados y en el presente, estamos despiertos.
¿Qué oscurece nuestro despertar? ¿Por qué la meditación podría ayudarnos a conseguirlo?
Como enseñan las escuelas de psicología moderna, la constitución de la personalidad, se va haciendo frente a las situaciones de la vida y la relación con otras personas. El niño pequeño debe enfrentarse a sus deseos, sus necesidades que serán satisfechas o no, y en base a eso, armará estrategias inconscientes con las que sale a enfrentar el mundo. Así algunos armarán berrinches cada vez que quieren conseguir algo, mientras otros sabrán que es mejor quedarse callado y hacerse invisible, otros aceptarán que es mejor arreglárselas sólo porque no se puede confiar en nadie, etc. ESto, que se transforma en un mecanismo de defensa, rige después nuestra vida adulta. Así hay quien se lleva el mundo por delante, quien pide permiso para respirar, quien se siente culpable si no es perfecto, quien niega sus propios sentimientos y las miles de posibilidades más que conforman las distintas personalidades que tenemos los seres humanos.
Asi lo describe Claudio Naranjo en "Carácter y neurosis": "En este estado de cosas, pues, la vida no está guiada por el instinto, sino por la persistencia de una temprana estrategia de adaptación que compite con el instinto e interfiere en la «sabidu ría organísmica», en el sentido más amplio de la expresión. La persistencia de dicha estrategia adaptativa puede entenderse si tenemos en cuenta el contexto doloroso en que se produjo y el tipo especial de aprendizaje en que se basa: no un tipo de apren dizaje que tiene lugar gratuitamente en el organismo en creci miento, sino un tipo de aprendizaje por coacción caracterizado por una especial fijación o rigidización de la conducta, como res puesta de emergencia ante la situación inicial."
En algún sentido la personalidad es siempre una limitación porque supone un error de apreciación: "no se puede confiar en la gente" "lo que no es perfecto es desastroso" "nunca me van a dar lo que me merezco", etc. Cada uno de nosotros tiene en su interior algunos argumentos de ese tipo, de los que no somos conscientes, pero que se activan en los momentos menos pensados: volvemos a las estrategias infantiles. Por eso mismo, ese “error” respecto a la vida, ha generado hábitos muy profundamente arraigados. Por ejemplo, si considero que "nunca me darán lo que merezco", es probable que tenga una compulsión a obtener objetos que compensen esa sensación, o si las cosas tienen que ser perfectas, mi compulsión sea a cuidar obsesivamente los detalles. Así, nuestra personalidad suma una visión distorsionada de la realidad a habitos insconcientes de acción: es lo que decimos cuando hablamos de que fulano es un histérico, o un obsesivo, o un dejado, o un manipulador, etc.
De nuevo Naranjo: "El núcleo fundamental del carácter, tal como expondré aquí, tiene una doble naturaleza: un aspecto motivacional en interacción con un prejuicio cognitivo, una «pasión» asociada a una «fijación». Podemos dibujar la posición de la pasión y del estilo cognitivo dominantes en la personalidad comparándolos con los dos focos de una elipse y podemos ampliar nuestra primera idea de «carácter frente a natura» considerando el proceso con más detalle como una interferencia de la pasión en el instinto bajo la in fluencia continua de una percepción cognitiva distorsionadora."
La meditación, como las distintas terapias psicológicas, puede ayudar a modificar tanto la percepción distorsionada de la vida, como a reencauzar la energía que fluye compulsivamente hacia un hábito perjudicial. Esto por varios motivos.
En primer lugar la meditación nos hace parar un poco. Ya no está la mente tan en torbellino, algo se hace más lento, algo reposa. Un poco como el agua que al calmarse hace que decanten los elementos que la vuelven turbia y se hace más limpia y transparente. Bajando los decibeles podemos ver más claro.
La segunda razón es que en la meditación aparecen emociones y sentimientos que nos limitamos a mirar, sin juzgar, como fenómenos que vienen, duran y terminan. Luego de un cierto tiempo, sabemos cuales son esos pensamientos o emociones y sabemos verlos sin reaccionar y también entendemos que como vienen pasarán: que son sólo fenómenos pasajeros de la mente.
Así, una mente más calma, una mente que no reacciona frente a lo que le presenta la realidad, desde el dolorcito de la espalda o la molestia del pelo, hasta esa sensación de aburrimiento o tristeza, o ese pensamiento que me asusta, esa mente puede en alguna manera atravesar esa capa de reactividad que llamamos personalidad y abrirnos a posibilidades nuevas.
Muchas tradiciones espirituales hablan de la mente como un camino al "despertar". De hecho la palabra Buda significa "el despierto".
A cada instante podemos despertar o andar como en un sueño. Si estoy, por ejemplo, comiendo una medialuna, puedo hacerlo distraídamente, mientras mi mente vaga entre el pasado y el futuro, entre la culpa, la añoranza, el cálculo, el temor, el deseo, en ese embrollo de parloteo mental que suele ser nuestra mente, y entonces, me comí la medialuna (o seis medialunas) sin darme cuenta. O puedo comerla lentamente, sentir el gusto y disfrutarla, plenamente presente aquí y ahora. Como enseña el maestro Thich Nhath Hanh, en ese momento, en el que realizamos cualquier actividad con plena consciencia, relajados y en el presente, estamos despiertos.
¿Qué oscurece nuestro despertar? ¿Por qué la meditación podría ayudarnos a conseguirlo?
Como enseñan las escuelas de psicología moderna, la constitución de la personalidad, se va haciendo frente a las situaciones de la vida y la relación con otras personas. El niño pequeño debe enfrentarse a sus deseos, sus necesidades que serán satisfechas o no, y en base a eso, armará estrategias inconscientes con las que sale a enfrentar el mundo. Así algunos armarán berrinches cada vez que quieren conseguir algo, mientras otros sabrán que es mejor quedarse callado y hacerse invisible, otros aceptarán que es mejor arreglárselas sólo porque no se puede confiar en nadie, etc. ESto, que se transforma en un mecanismo de defensa, rige después nuestra vida adulta. Así hay quien se lleva el mundo por delante, quien pide permiso para respirar, quien se siente culpable si no es perfecto, quien niega sus propios sentimientos y las miles de posibilidades más que conforman las distintas personalidades que tenemos los seres humanos.
Asi lo describe Claudio Naranjo en "Carácter y neurosis": "En este estado de cosas, pues, la vida no está guiada por el instinto, sino por la persistencia de una temprana estrategia de adaptación que compite con el instinto e interfiere en la «sabidu ría organísmica», en el sentido más amplio de la expresión. La persistencia de dicha estrategia adaptativa puede entenderse si tenemos en cuenta el contexto doloroso en que se produjo y el tipo especial de aprendizaje en que se basa: no un tipo de apren dizaje que tiene lugar gratuitamente en el organismo en creci miento, sino un tipo de aprendizaje por coacción caracterizado por una especial fijación o rigidización de la conducta, como res puesta de emergencia ante la situación inicial."
En algún sentido la personalidad es siempre una limitación porque supone un error de apreciación: "no se puede confiar en la gente" "lo que no es perfecto es desastroso" "nunca me van a dar lo que me merezco", etc. Cada uno de nosotros tiene en su interior algunos argumentos de ese tipo, de los que no somos conscientes, pero que se activan en los momentos menos pensados: volvemos a las estrategias infantiles. Por eso mismo, ese “error” respecto a la vida, ha generado hábitos muy profundamente arraigados. Por ejemplo, si considero que "nunca me darán lo que merezco", es probable que tenga una compulsión a obtener objetos que compensen esa sensación, o si las cosas tienen que ser perfectas, mi compulsión sea a cuidar obsesivamente los detalles. Así, nuestra personalidad suma una visión distorsionada de la realidad a habitos insconcientes de acción: es lo que decimos cuando hablamos de que fulano es un histérico, o un obsesivo, o un dejado, o un manipulador, etc.
De nuevo Naranjo: "El núcleo fundamental del carácter, tal como expondré aquí, tiene una doble naturaleza: un aspecto motivacional en interacción con un prejuicio cognitivo, una «pasión» asociada a una «fijación». Podemos dibujar la posición de la pasión y del estilo cognitivo dominantes en la personalidad comparándolos con los dos focos de una elipse y podemos ampliar nuestra primera idea de «carácter frente a natura» considerando el proceso con más detalle como una interferencia de la pasión en el instinto bajo la in fluencia continua de una percepción cognitiva distorsionadora."
La meditación, como las distintas terapias psicológicas, puede ayudar a modificar tanto la percepción distorsionada de la vida, como a reencauzar la energía que fluye compulsivamente hacia un hábito perjudicial. Esto por varios motivos.
En primer lugar la meditación nos hace parar un poco. Ya no está la mente tan en torbellino, algo se hace más lento, algo reposa. Un poco como el agua que al calmarse hace que decanten los elementos que la vuelven turbia y se hace más limpia y transparente. Bajando los decibeles podemos ver más claro.
La segunda razón es que en la meditación aparecen emociones y sentimientos que nos limitamos a mirar, sin juzgar, como fenómenos que vienen, duran y terminan. Luego de un cierto tiempo, sabemos cuales son esos pensamientos o emociones y sabemos verlos sin reaccionar y también entendemos que como vienen pasarán: que son sólo fenómenos pasajeros de la mente.
Así, una mente más calma, una mente que no reacciona frente a lo que le presenta la realidad, desde el dolorcito de la espalda o la molestia del pelo, hasta esa sensación de aburrimiento o tristeza, o ese pensamiento que me asusta, esa mente puede en alguna manera atravesar esa capa de reactividad que llamamos personalidad y abrirnos a posibilidades nuevas.
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